Este viaje necesita un final, un final sencillo, no necesariamente un gran final dramático que nos duela porque ha terminado y todavía nosotros no hemos entendido el mensaje del todo. No tiene que ser un final en el que aguantamos la respiración y nos sudan las manos mientras el personaje de Bill Murray alcanza al personaje de Scarlett Johansson y le susurra al oído "Tengo que irme, pero no voy a dejar que eso se interponga entre nosotros, ¿vale?" y ella responda "Vale". No, no es necesario un final así, un simple final es suficiente. Un hasta pronto, volveré a buscarte, aunque no sea al oído. Una imagen del avión despegando de Catania y algunos textos superpuestos con el nombre de los actores y los técnicos, con alguna canción italiana mezclándose con el ruido de los motores.

Al llegar nos encontramos la cocina-comedor repleta de actividad y a Mamá Maugeri preparando unos 20 platos diferentes. Cuando nos sentamos y nos sirven, yo quiero decir algo, pero ella me mira, levanta un dedo y dice: "!Chisss, calla! Mientras se come no se habla".

En Agrigento hay muchas iglesias, y muchas escaleras, y muchas cuestas, y una tienda de zapatillas all-star a OCHENTA EUROS EL PAR. 80 € por unas zapatillas que en los noventa Juanan y yo comprábamos a dos pares por 20 € y parecíamos los tontos de la clase por llevarlas.