Manzanas

Este texto es parte de un diario de Sicilia.


Miércoles 15 de junio, 2016

Diarrea verbal

Nuestro siguiente destino es Aci Catena, en la provincia de Catania, muy cerca del monte Etna. Es donde vive la familia de Rita y Paolo y donde nos quedaremos hasta terminar el viaje. Esta es mi segunda visita a Sicilia así que ya me conocen. Me recuerdan, sobre todo, por que no paro de hablar.

Al llegar nos encontramos la cocina-comedor repleta de actividad y a Mamá Maugeri preparando unos 20 platos diferentes. Cuando nos sentamos y nos sirven, yo quiero decir algo, pero ella me mira, levanta un dedo y dice: «!Chisss, calla! Mientras se come no se habla«.

La logorrea (del griego logos y rheo fluir) es un trastorno comunicativo, a veces clasificado como enfermedad mental, caracterizado por una locuacidad incoherente. Como sinónimos se usa «verborrea» o «incontinencia verbal».

Se presenta como síntoma de algunos trastornos psiquiátricos, como los bipolares, alteraciones de las facultades del lenguaje como la afasia de Wernicke, una lesión cerebral o debido a una enfermedad progresiva.

También aparece en las intoxicaciones por algunas sustancias psicoactivas (alcohol, cocaína), especialmente en sus momentos iniciales.
Wikipedia, CUN

Cicatriz

Mamá Maugeri se asusta cuando ve mis zapatillas llena de agujeros. Busca en los armarios para encontrar algún par viejo de los hijos que ya no viven en casa, indignada por mi pinta de vagabundo. Yo la paro y le digo que no, que estos zapatos han venido conmigo para morir dignamente, viajando.

Necesito un relato para explicarme y me viene la imagen de la cicatriz de la muñeca de mi padre y de la historia que nos contaron de como se la hizo.

Mi padre nació en una aldea de Galicia, en el río Eo, que separa Lugo de Asturias. En su infancia siempre vivió rodeado de vacas y gallinas, maíz, prado, árboles y bosques. Solía correr por los bordes del río acompañando a las vacas, nadar en la corriente y pescar salmones con el tío Lucho. Siempre llevaba una pequeña navaja en el bolsillo.

Una mañana bajó por el camino de la central eléctrica y descubrió que la fruta de los manzanos ya estaba madura. Se subió a uno de los árboles, se acomodó en una rama y con su navaja peló la primera de las manzanas. Como eran pequeñas, siguió comiendo alguna más, hasta que notó que le rugían los intestinos. Desde la misma rama se bajó los pantalones y se puso a cagar. Con el movimiento de subírselos de nuevo perdió el equilibrio y se precipitó hacia el vacío yendo a caer encima de su propios excrementos y clavándose la navaja en la muñeca.

Decido que es una buena analogía para justificar el porqué de mi desastre, y les pido a los chicos que traduzcan lo que le voy a contar a Mamá Maugueri: «Los agujeros de mis zapatillas son cicatrices.«, comienzo, «cada una de ella cuenta una historia«. Antes de poder seguir, mientras la traducción al siciliano está a medias, Mamá Maugueri se acerca a mi, me corta el monólogo, me levanta la camiseta, mira los agujeros y dice «quítatela que te la coso«.

Me quedo con las ganas de decirle que los agujeros son como la marca de la muñeca de mi padre: sin esa herida seguramente los hijos, nosotros, nunca nos hubiéramos enterado de que nuestro padre de pequeño se cayó encima de su propia mierda. Mis zapatillas me ayudan a no olvidar la suciedad de los recuerdos, pero no puedo terminar mi relato porque tengo ir a la habitación y cambiarme de camiseta por una sin cicatrices.

Verborrea

Verbosidad (del latín tardío verbosĭtas, -ātis) es la abundancia de palabras en la elocución. Verboso es lo abundante y copioso de palabras. Locuaz (del latín loquax, -ācis) es el «que habla mucho o demasiado». Hablador no sólo es el «que habla mucho», sino el que en ese exceso llega a ser impertinente y molesto, o el que comete una indiscreción. Palabrería es la abundancia de palabras vanas y ociosas (inútiles, innecesarias, sin fundamento). Palabrero, además del «que habla mucho», también es el que promete fácilmente para luego no cumplir lo prometido (es decir, paradójicamente, el que no tiene palabra). Parlar es «hablar mucho y sin sustancia», y en algunas aves (aves parlantes) «hacer sonidos que se asemejan a la locución humana»; también es hablar con indiscreción, con lo que se identifica perfectamente con las primeras acepciones de «charlatán» y con las acepciones metafóricas de «cotorra» y «loro».

Verborrea (de verbo y -rrea) Verbosidad excesiva.

Wikipedia, RAE



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