Diario de la Cuarentena #6
Hace unos años descubrí que no veía bien de lejos. Mis amigos distinguían carteles que yo leía borrosos. Fui a una óptica donde me hicieron unas pruebas y determinaron que me fallaba la vista de lejos en un grado pequeño que no retuve. Encargué unas gafas y el mundo se volvió, de repente, como una película en calidad 4K. Más nítido y al mismo tiempo más feo. Se distinguían las arrugas y los granos de la gente, los pliegues de las faldas, las abolladuras de los coches y el final del horizonte. Una línea clara y horizontal, prueba de que la tierra, sin duda, es plana.