Sabes que lo disfruto cada vez, sin importar las veces que me caigo y tú te ríes de mi. A pesar de los golpes regreso a casa con una sonrisa. Tú y yo en los patines.
Aquél día que pasamos dos horas sentados en un parque discutiendo sobre el final de Inception y el significado de la peonza rodando en la última escena. Nunca cedimos ninguno de los dos y de vez en cuando insistes en que tú tenías razón y yo no.
Es genial cada vez que estás en la puerta al salir del trabajo, o me llamas por la noche a explicarme tú día. Incluso escuché tus problemas con X, y te apoyé, seguramente el que más, cuando decidiste marcharte de la ciudad.
Aún me emociono al recordar aquella llamada de navidad, cuantísimo me echabas de menos y cómo le habías hablado a Z de mi, y cuánto querías que lo conociera.
Escuché una y otra vez lo bien que te lo pasaste y como atesoras en tu memoria aquella tarde que fuimos en moto a Sitges y me perdí y aparecí en Blanes. Se escondía el sol entre las curvas y decías «familia«.
Sí, en serio, adoro nuestras horas de charla por Skype, que me enseñes el plato que has cocinado, que te guste ver lo hermosa que está la planta que me regalaste cuando vine al piso nuevo, y la forma en la que te ríes cuando te digo que cómo se va a morir si es de plástico.
De verdad que no me costó nada ir a buscarte al aeropuerto con el coche de mi hermano cuando Z ya no era más y aquella ciudad ya no era la tuya y decidiste volver a Barcelona. Claro que me emociona recordar que me cogiste del brazo al subirte al coche, fuerte, y no lo soltaste hasta llegar a tu casa. Qué ternura, sí.
Sabes que te he apoyado cuando me vuelves a hablar de X y cuanto ha cambiado, y te animo cuando dudas si regresar con él o no.
Pero lo que yo realmente quiero hacer es
tirarte a la cama
arrancarte la ropa con urgencia
recorrer todos y cada unos de tus rincones y esquinas
salir corriendo a la cocina
abrir un cajón
coger un cuchillo y un tenedor
regresar otra vez corriendo
y comerte entera
entera.
Sí. Eso es lo que quiero hacer.
Me gusta. Muy sensible. Bss.
Espero un día de poder dedicar palabras tan dulces y profundas a la mujer que amo y grabarlas en su corazón por vida.
Gracias Maestro.
Lo haces, pero en italiano..
por qué escribes tan bien!!