Genios

Todos nos consideramos genios, pero incomprendidos. Todos somos, en realidad, genios de nosotros mismos, expertos en el tema que es ser nosotros.

Tengo un amigo, por ejemplo, que se considera un genio de los excrementos. Concretamente del arte de las figuras de caca. Dice que crea verdaderas obras de arte con su culo, figuras geniales que solo él, de una manera natural y espontánea, es capaz de realizar con el simple hecho de sentarse en el lavabo y apretar. Sin apenas esfuerzo, sólo lo mínimo y necesario.

El problema de mi amigo, otro genio claramente incomprendido, es que no sabe que sus obras son tan geniales como las de cualquier otro. Lo que ocurre es que no se ha parado a contemplar el trabajo de otros colegas que se han especializado en el mismo género creativo: cagar.

Él solo se ha parado a mirar su caca y las figuras que forma. Si dejara de ser un genio de si mismo y prestara atención a las cacas de otros, descubriría que son exactamente igual que la suya: naturales y espontáneas, creadas también con el mínimo esfuerzo, solo el justo necesario de empujar.

En cierta manera todos somos genios en cuanto todos cagamos. Genios incomprendidos hasta que alguien, claro, se pare a mirar nuestra mierda.



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