Miércoles 18 de marzo del 2020
El confinamiento aumenta el riesgo de divorcios
[..]Las primeras noticias que nos llegan sobre las consecuencias de la reclusión masiva en China –un país que ya está en proceso de recuperación de la crisis sanitaria–, no son halagüeñas para las parejas: en algunas ciudades se ha registrado un récord de demandas de divorcio tras al aislamiento forzado por el coronavirus.
“No me extraña nada”, admite Mireia Cabero, psicóloga especializada en cultura emocional. “Sabemos que los periodos en los que hay más demandas de divorcio son después de las vacaciones de verano y de Navidad”.
“En estos días que vienen nos daremos cuenta que el hogar familiar ya no es un campo de rosas”, añade Francesc Núñez, sociólogo y profesor de la UOC. Hace sólo unas décadas era un espacio de bienestar y calma. Pero ahora es también un espacio de competición. Se compite porque ambos miembros de la pareja valoran su carrera profesional y su vida personal; o por ver quién dedica más tiempo al cuidado de los hijos.
El peligro potencial de que afloren tensiones es muy alto. “Es una olla a presión que puede explotar en cualquier momento”, coinciden todos los expertos consultados. “Sí o sí habrá momentos difíciles a nivel emocional. La frustración y la impotencia son respuestas naturales en situaciones de incertidumbre”, afirma Isabel Moreno, psicóloga, y sexóloga. “Muchos padres o madres –pero sobre todo padres– pasan mucho tiempo fuera de casa”, apunta Núñez. “Ahora, de golpe, nos expulsan de todos nuestros espacios sociales y nos confinan en casa, expuestos a todas estas tensiones y sin acceso a espacios de fuga. La gente más prudente lo soportará, pero muchas personas tendrán dificultades para contener sus emociones”, reflexiona.
Los tres especialistas alertan ante posibles situaciones de abuso y violencia doméstica. “Las personas agresivas no se relajan en entornos cerrados. Todo lo contrario”, advierte Mireia Cabero. “En relaciones que ya están rotas antes del encierro, o en las que hay conductas abusivas, hay que extremar las precauciones. Los violentos lo tienen ahora más fácil si cabe: las visitas a casa están restringidas, nadie verá por la calle a las mujeres maltratadas. O a los hijos. Las víctimas deben activar el coraje y buscar apoyo exterior enseguida. Y el entorno, los vecinos, deben colaborar más que nunca dando aviso a las autoridades ante cualquier sospecha de maltrato en el hogar”, alecciona Cabero.
El coronavirus provoca un incremento en la venta de armas en EE.UU.
Las armerías venden un 40% más y el FBI certifica un aumento del 36% respecto al mismo periodo del 2019
[..]Aunque la gentrificación ha propiciado la llegada de blancos, el área continúa teniendo resonancia de peligro para las mentes conservadoras. Una mujer europea y empleada de una empresa local reside en ese entorno. En la charla expresa su consternación por lo que le ha comentado el jefe ante la posibilidad de que se tenga que confinar en casa. “Me ha dicho que sufre por mí, que tiene miedo que me quede en mi vivienda sin tener pistola”.
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En este aumento de ventas se constata que muchos propietarios de armas se refuerzan precisamente por ese miedo a que el Gobierno, pese a que el presidente Donald Trump es amigo del lobby del rifle, utilice ese poder de emergencia para imponer restricciones en las compras.
En esta ocasión se ha detectado que muchos compradores son noveles, de los de la primera vez, por el temor de que se produzca un desmoronamiento del orden social. La gente parece tener poca confianza en la respuesta oficial a una situación de emergencia y teme que se colapse el teléfono 911 de asistencia.
Algunas armerías informan de una subida en las ventas del 40%. El fenómeno de las estanterías vacías en los supermercados –¿papel higiénico?– también se certifica en establecimientos de referencia del sector de las armas.
El FBI ha experimentado un gran aumento en las peticiones de antecedentes para avalar las compras. El registro de armas ha trepado un 36% desde finales de febrero en comparación con el mismo periodo del 2019. Esto significa unos 2,8 millones de dólares respecto al pasado año.
La comercializadora de munición, Ammo.com, señaló en un comunicado que han experimentado el mayor pico en relación a los últimos cinco años. En especial, la subida más pronunciada y continuada se produjo a partir del 23 de febrero, cuando el coronavirus empezó a manifestarse en EE.UU.
Cada vez hay más gente que pide restringir la venta de armas, pero a la que se atisba una crisis, las colas se forman ante las armerías. Otra contradicción del país que sufre la epidemia armada.
Las medidas para frenar el coronavirus vacían las calles de delincuencia
Las medidas para frenar el coronavirus han vaciado calles y transportes públicos y reforzado el patrullaje policial, un escenario que propicia poco los delitos en la vía pública: solo el primer día del estado de alarma, las detenciones en Barcelona y su entorno cayeron más de la mitad.
A falta de datos oficiales, las primeras estadísticas improvisadas apuntan a un descenso en picado de los hurtos o robos en la calle, una modalidad delictiva que concentra el grueso de la actividad de los juzgados de guardia de Barcelona, donde hace meses se creó uno específico para celebrar juicios inmediatos por ese tipo de infracciones penales.
[..]Este lunes, primer día laborable en estado de alerta, fueron 51 los detenidos e investigados asistidos por abogados del ICAB, cifra cuatro veces inferior a la del lunes anterior, 2 de marzo, cuando llegaron a los juzgados de guardia de Barcelona y su entorno un total de 213 detenidos.
A falta del cierre de datos en la jornada de hoy, los abogados del turno de oficio del ICAB han asistido a 33 detenidos e investigados, aún menos que ayer.
Los datos de asistencias a detenidos confirman la percepción que tienen los Mossos d’Esquadra de que el confinamiento ha traído aparejado un descenso «pronunciado» de ciertos delitos y detenciones, especialmente porque sin gente en las calles y sin aglomeraciones en el transporte públicos, se ha esfumado el hábitat de trabajo predilecto de los carteristas.
No solo las calles vaciadas han contribuido al descenso de los hurtos, según han explicado a Efe fuentes policiales, que detallan que existen otros factores clave, como por ejemplo el hecho de que los ciudadanos acostumbran estos días a ser más precavidos y a guardar la distancia de seguridad, como mínimo de un metro, para evitar el contagio.
La ausencia de turistas, que se ha agravado por el cierre de fronteras, también ha dejado a los carteristas sin sus víctimas más propiciatorias.
El continuo patrullaje de los Mossos d’Esquadra para controlar que la ciudadanía cumple con las medidas de confinamiento decretadas por las autoridades también aleja a los delincuentes de las calles: no solo por temor a ser sorprendidos cometiendo una infracción, también por no correr el riesgo de ser identificados y detenidos, en los casos de reincidentes que se encuentran en búsqueda y captura.
Las fuentes policiales consultadas destacan además que, más allá de los hurtos, la crisis por el coronavirus ha acarreado un descenso notable de los robos en domicilios en el área metropolitana, por el riesgo que supone forzar una vivienda con toda probabilidad habitada, y de las peleas y agresiones que solían ir asociadas al ocio nocturno.
¿Por qué siempre que vas a Ikea con tu pareja acabáis discutiendo?
[…]Problemas de ricos.
(Nota del recolector)
Según los datos que Ikea ha facilitado a ICON, un 72% del público que acude a alguno de los centros de la cadena sueca son parejas (un 45% de ellas tiene hijos y un 27% no tiene descendencia). «Estas tiendas son espacios estresantes. Hay mucha gente y mucho recorrido y eso hace que nos saturemos. Además, ofrece multitud de opciones, algo que en teoría es positivo porque hay mucho donde elegir, pero que complica la toma de decisiones. De ahí que las visitas terminen convirtiéndose en una batalla donde anteponemos nuestros gustos y prioridades a los del otro», explica a ICON Patricia Rosillo, psicóloga especializada en pareja en el centro Prado Psicólogos. María Hurtado, psicóloga clínica de AGS Psicólogos Madrid, coincide con Rosillo y añade: «Se trata de una superficie cerrada e inabarcable a la que hay que ir predispuesto y concentrado. Lo mejor es ir poco a poco y dividir las compras en diferentes visitas. Lo ideal es limitar el tiempo de antemano para no acabar agotados y crispados».
[…]Patricia Rosillo explica el motivo por el que muchos somos incapaces de disfrutar eligiendo muebles para nuestro hogar junto a la persona que queremos, como sí hacen los personajes de esta película: «En la vida real no se nos enseña a negociar como pareja ni estamos acostumbrados a tomar tantas decisiones en un corto espacio de tiempo». Las prioridades deben hacerse comunes y para lograrlo la negociación en necesaria. «No debemos olvidar que el fin último es cocrear un lugar donde asentar la vida en pareja. Cuando no se hace una buena resolución de conflictos se acumulan rencillas no resueltas que terminan por saltar en el momento más inoportuno», anota la psicóloga.
[…]
¿Existe la cura, entonces, para las matrimoniadas que muchas parejas representan a diario entre estanterías Billy y cómodas Hemnes? Rosillo recomienda limitar el tiempo que se va a dedicar a comprar y premiarse con algo que sirva como incentivo final a la visita. «Salir a cenar a un sitio que nos guste o ir al cine o al teatro después de haber pasado la tarde pensando en medidas y muebles ayuda a que sea más llevadero y cojamos la excursión a Ikea incluso con ganas», aconseja la psicóloga. María Hurtado destaca lo importante que es tirar de empatía en estas situaciones. «El cansancio emocional que produce tener que tomar tantas decisiones en un espacio que se percibe como inabarcable nos cambia el estado de ánimo, por eso debemos pensar en que la otra persona está tan agotada como nosotros y elegir bien las palabras que vamos a usar», anota Hurtado.
Si nada de esto funciona, queda el alivio que nunca defrauda a los españoles: «Mal de muchos consuelo de tontos». Y es que lo sorprendente sería poner fin a la visita traspasando la puerta giratoria de los grandes almacenes agarrados a la mano de nuestra pareja, sonriendo y queriendo repetir al día siguiente.
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