Micha vive en la parte equivocada de Sonnenalle, en el Este del muro de Berlín que separa la futurista ciudad del Oeste con su barrio anclado en el onírico mundo de las igualdades sociales. Pasa las horas con sus amigos soñando con discos de los Rolling Stone, y mostrándose como animales enjaulados en un zoo para los vecinos del Oeste.
Vive enamorado de Miriam, cuatro ligas por encima de sus posibilidades de juego, apunta con la mirada desviada de escopeta de caseta de feria. En ese minúsculo mundo de la calle dónde deambulan, el tiempo es como el alba del despertar, cuando se confunden realidad y sueño, y no saben si están dormidos o están despiertos. Una fábula realista, o una realidad fabulada.
En una apuesta a ganador o perdedor, para poder acercarse a Miriam, Micha decide gastar un último cartucho: el de la poesía romántica, el del adolescente tierno con un vida interior intensa. Ya gastó otros disparos que no reventaron ninguno de los globos de la caseta: el cartucho del ruido; el cartucho del centro de atención; el cartucho de líder; el cartucho del triunfador. Hay otro rubio más todo que él: más alto, más guapo, más carismático, más líder, con una escopeta mejor ajustada y último modelo. Decide mentir a Miriam y aparecerse como el escritor que desde pequeño anota en diarios toda su vida y todos sus pensamientos. Y ella, por fin, le presta atención: quiere leerle.
Durante días y noches se encierra en su cuarto con decenas de cuadernos y lapiceros para inventarse completamente su niñez. Empieza a imaginar lo que debería haber pasado por su mente a la edad de 12 años, a la edad de 13 haces, y así hasta sus 17 actuales. Sus pensamientos infantiles escritos con las palabras de un adolescente que, filtrados con la necesidad de un último balín por disparar y un solo palillo al que acertar, le dan el vocabulario necesario para reinventarse en cada página nueva y crear una versión de si mismo solo para los ojos de Miriam.
Cuando ha terminado de crearse en una versión mejorada de si mismo le da los cuadernos repletos de texto a Miriam y se queda esperando. Ha apretado el gatillo y la bala sale disparada. Días más tarde ella reaparece, entra en su cuarto, le besa, se quitan la ropa. El otro rubio perfecto, más todo, perdió el partido a la imaginación.
Inventarse a uno mismo es un secreto que queda entre el uno pasado y el uno actual. El que estuvo allí en realidad y el que la recuerda con los ojos del presente. Con la distancia se entiende lo que entonces simplemente se vivía con naturalidad, sin mas pretensión que crecer. Una caja llena de pequeños objetos sin orden, que luego, puestos en la posición correcta crean una arquitectura más hermosa de lo que era cada unidad por separado. Una versión mejorada de nosotros mismos pero sin mentiras, cada elemento pulido y puesto en el orden adecuado. Una vida pasada anotada en diarios solo para que ella pueda, por fin, vernos.
Sonnenallee es una película de Leander Haußmann del año 1999
IMDb
Deja un mensaje