Son las 9 de la mañana y estoy sentado en un café de una calle cualquiera de Palermo, Sicilia. Voy sin prisa camino del hostel. He llegado en bus desde el aeropuerto. Al dejar la carretera y entrar en la ciudad, el paisaje se ha llenado de edificios altos de ciudad dormitorio. De vez en cuando, el accidente de una mansión entre bloques de apartamentos.