Este soy yo yéndome. Una silueta difuminada tras las ventanas sucias del tren que se aleja en la estación. Tú no puedes verme porque no sabes ni mi nombre. Ni siquiera sabes quién de todos esos desconocidos era yo. Ni cuál de esa sombras que ya no están era la mía. Desconoces mi olor, mi color, mi altura, mi peso. Soy ese cuerpo extraño que se balancea en los vagones. El que carga la misma mochila que cargas tú. El que sabe de tu dolor y del que desconoces el suyo. No sabes que era yo la respiración que erizaba el cabello de tu nuca. Yo soy ser etéreo, apenas un vacío lleno de sonidos: mis pulmones, mis huesos, mis pasos, la corriente de mis venas. Yo soy esa canción que alguien escribió para ti y que tú nunca escuchaste. Ese soy yo, el que está yéndose.
Precioso. . .