Ropa de trabajo
Era un sábado de un fin de semana cualquiera de otoño y mi padre pasaba la mañana, como todas las mañanas de los sábados de aquella época, trabajando en la construcción de un edificio en el centro del Prat, en la Carretera de la Marina. Debían de ser las 11 de la mañana cuando un señor que vivía en uno de los bloques vecinos se acercó a la obra para informar de que había visto desde su balcón a un par de yonkis durmiendo en el terrado. Mi padre, suponiendo que se habrían colado por la noche, cogió una pala, llamó a un par de compañeros, y subió por la rampa donde todavía no habían escalones, seguido por el vecino y otros obreros que habían oído la conversación. Cuando entró en la terraza se encontró que los dos cuerpos tumbados sobre una placa de poliespán y durmiendo eran sus dos hijos: mi hermano Juanan y yo.