Este viaje ya lo he hecho antes. He estado en todos estos lugares, he comido todos estos alimentos, he bebido todo este agua. He caminado las mismas calles, escribí los mismos textos, dormí en los mismos colchones.

El Templo Dorado es el santuario sagrado de los Sijis, esos tipos con turbante, barba y sonrientes, que parecen papanoeles, y es, además, el atractivo principal de Amristar. El resto es un tráfico enloquecido del que solo puedes preguntarte: ¿a dónde vais con tanta prisa? ¿quién os espera? ¿qué es tan importante que no puedes pararte en un semáforo ni tomar la rotonda por el lado correcto?