Camino 2

Este texto es parte de un diario que empieza aquí. Si has llegado a él sin leer lo anterior, será como ver el episodio quinto de la cuarta temporada de Lost sin haber visto los episodios previos: se entenderá el capítulo, pero no la trama.


Viernes 22 de mayo

Santiago

He estado varias veces en Santiago: en primavera, en verano, en otoño y en invierno. Con lluvia y con sol, con amigos posando y sin nadie conocido alrededor, y en todas las ocasiones, incluso en esta, he tomado unas fotos de mierda. Hay lugares que nunca sé como capturar. Aquí las calles son estrechas, llenas de giros inesperados y callejones que parecen que se acaben, pero cuando llegas al final no se acaban. No sé como fotografiar las plazas cuando son grandes porque no me caben en el plano. Ni las torres ni fachadas porque no sé que ángulo tomar. Cuando por la noche reviso lo que tengo llego a la misma conclusión: todas las fotos que he tomado en Santiago hasta ahora son una puta mierda. Incluidas las de este viaje.

Campanas

En los comentarios positivos de lugar limpio y acogedor, con ambiente agradable y muy bien ubicado, que pude leer en Hostelworld al reservar la cama de esta noche, a nadie se le ocurrió comentar que la Catedral de Santiago, a apenas unos metros de donde está el hostel, toca la campanas cada cuarto y cada hora en punto. Lo que significa que a las 6 en punto sonarán los 4 cuartos más flojos y cortos (aún no se comen las uvas) y luego las 6 campanas fuertes y laarrrgas, cuatro toton, toton, toton, toton, y seis tonnnnn, tonnnnn, tonnnnn, tonnnnn, tonnnnn, tonnnnn.

Nunca dejaré de aprender cosas IRRITANTES nuevas.

Tren

El coche sigue en su sitio. Durante los próximos días se va a quedar aparcado ahí y voy a moverme en tren y bus. Me siento como el que entra en un bar y deja al perro atado a la farola de enfrente, mirando hacia el interior, moviendo la cola, y con la lengua fuera, esperando a que el dueño se aburra de la tragaperras y termine el coñac.

Vigo

En la estación Guixar de Vigo no hay consigna donde dejar la bolsa, así que voy a tener que cargar todo el día con ella.

Hace sol.

Camino hacia el casco viejo y me paro en las escaleras de un teatro donde anuncian esta noche la obra “Invernadero” de Mario Gas. Mientras me quito las dos chaquetas y arreglo la mochila, que ahora ya comienza a pesar, aparece un grupo de personas con todo el aire que tienen los artistas: algo en la ropa, en el corte de pelo, las americanas de telas arrugada, las barbas de varios días; el modo de moverse, como si cada movimiento fuera importante; la manera de interactuar entre ellos, de tocarse. Me fijo bien y reconozco a Tristan Ulloa. Miro al cartel y veo que son todos los actores de la obra. También el director, como compruebo buscando en Google.

Deambulo por las calles. Llego al puerto. Saco fotos a las gaviotas. Me siento a comer en un restaurante donde no hay nadie, “fai bistes”. Llega un tipo que se pide una cerveza, coge un libro de formato grande de las estanterías y sale a la terraza a fumar. “Estoy afueriña”, dice. ¿Se podrá añadir ‘-iña’ a todo?

Basura

Voy por la calle paseando, mirando el suelo y mirando las partes altas de los edificios. Me gusta Vigo. Es muy limpio, y no se ve ni un papel por el suelo. De hecho he visto como los adolescentes se acercan a tirar los plásticos y los papeles a la basura.

Vista

He subido el Monte Castro, donde está el “Castelo do Castro”. Desde aquí arriba se ve como la ciudad no termina. La ciudad original se construyó a los pies de este monte y al margen sur de la ría, pero ahora hay construcciones en toda la ría y hasta donde alcanza la vista. El agua se ve muy azul y huele a una mezcla entre salado y dulce. El cielo es muy azul también y no hay ninguna nube. Está limpio y claro, y se ve la salida al mar. También se ve, a la izquierda, las Illes Cíes.

No lugar

He ido a un centro comercial. En el puerto, muy moderno, un gran bloque de cristal y hierro de color negro con varios pisos de altura. Me gustan los centros comerciales, no-lugares idénticos aquí y en Dubai. Un mismo olor a ambientador, la misma temperatura. Hasta la gente parece la misma. Los mismos comercios con los mismos disfraces. Los centros comerciales son ciudades subterráneas. Tras el holocausto nuclear todos viviremos en los centros comerciales y nos moveremos de uno y otro a través del alcantarillado y los túneles del metro.

Irritante

Pregunta: ¿Porque Santana toca siempre de la misma manera, que parece que sea siempre la misma canción, y repite una y otra vez la misma técnica de tres notas repetitivas a toda velocidad en cada parte del solo, y tocar otra melodía que no tiene nada que ver cuando la voz canta, con un volumen muy por encima del resto de los instrumentos y las voces, con ese afán de protagonismo, y con esa distorsión-sustainer-reverb-echo o lo que mierda sea? IRRITANTE.

Luego se meten con el tecladito Casio presente en todas las canciones de Camela. (Nota adicional: Parece ser que el del tecladito de Camela ya no está en el grupo. A los 7 meses de irse dijo: “Me fui de Camela forzado, porque no me dejaban hacer ni evolucionar”).

Primavera

Estoy en la cafetería Valor, de chocolates Valor. Me tomo un cortado y escribo. Ahora hace calor. Demasiado calor para la ropa que llevo y para cargar las mochila así que me voy a quedar aquí comiendo dulces hasta que llegue el momento de ir a la estación.

No hay término medio: o llueve, o hace mucho calor. Solo quiero que vuelvan las cuatro estaciones otra vez. Estamos en primavera, que sea primavera.

En la radio suena Melendi, Amaya Montero, Alex Ubago, Bisbal, Dani Martín. Es horroroso. HORROROSO.

Con lo que tú has sido

Me gustan las estaciones pequeñas donde llegan pocos trenes y las esperas son de otra manera, un evento social. La gente están cerca de las vías y ven bajarse a los que llegan y pueden acompañar dentro del tren a los que se van.

Llega el convoy de Madrid, y hay un grupo de amigos esperando a otro que llega en el tren. Los he espiado mientras hablaban de lo que iban a hacer esta noche. Un pollo se hacía el interesante dudando si salir o no, y la chica le decía que ella iba a salir sí o sí. La clara estrategia cobarde de dar a entender que sales por obligación y así si sale mal tú no tienes la culpa porque ya habías dicho que no querías salir y preferías pegarte una ducha y quedarte en casa. ¿Haciendo qué, anormal? ¿Te tiene que insistir la chica, la única que parece va a salir con todos los pollos que sois? ¿Vas a ver una película o peor todavía: lo que echen en la tele? ¿Te vas a quedar dormido en el sofá con el chandal de estar por casa y los patucos, y esa camiseta que ganaste en una discoteca y que lleva estampado el icono de Ron Barceló, como un recuerdo de “mira lo que has sido, comemierda”, que un día batiste todos los récords y te ganaste esta camiseta de mierda que ya está semi-transparente de las veces que la has lavado de lo mucho que te la pones para recordar lo que grande que fuiste en los bares? ¿O te la dieron por comprar un pack de tres botellas en el supermercado Carrefour, en aquella época en la que una fiesta no era una fiesta si cada uno no traía en el maletero del coche 3 botellas de cualquier licor de cualquier color y nadie se iba de allí mientras quedaba algo en las botellas y si un alguno de tus amigos decía que se iba le ridiculizabas delante de los demás? Y ahora mírate, con lo que tú has sido, que dabas tiempo ni a que se derritieran los hielos del cubata, y ya estabas pidiendo otro y haciéndolos sonar para que quedara claro que estaba vacío, dándotelas ahora de maduro responsable y mirando raro a los amigos que están planeando salir para celebrar que uno de la cuadrilla que se fue a Madrid regresa a pasar el fin de semana. Quédate en casa, Anormal, y duérmete con el recuerdo vestido de lo que fuiste y ya no eres más.

Tren

Parece que el tiempo va mas lento y los minutos duran exactamente sesenta segundos. Los suficientes para ser consciente que se toma aire varias veces, dejarse llevar por el paisaje a través de la ventanilla y mirar como poco a poco la luz va amarilleando las viñas, y luego se vuelve naranja. Parece que no se vaya hacer de noche nunca, como un junio cualquiera en San Petersburgo.

Al poco de atravesar A Guarda el reloj cambia de hora automáticamente. Hay una menos. Me gustan las diferencias horarias y saber que hoy se ha repetido una misma hora dos veces. Puedo haber hecho dos cosas distintas en el mismo segundo exacto. Como si estuviera viviendo dos vidas paralelas.

Oporto

Me voy a dormir. Estoy muy cansado. Así mañana podé empezar a recordar Oporto.



Deja un mensaje

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.